Con el paso de los años, muchas personas mayores se enfrentan a desafíos físicos evidentes, pero también pueden verse afectadas por cambios menos perceptibles en su función cognitiva, como la memoria o el lenguaje.

Ante este hecho, es crucial comprender qué implica el deterioro cognitivo para abordarlo de manera temprana y efectiva. Esta condición, comúnmente asociada con la edad avanzada, se manifiesta a través de dificultades y alteraciones en las habilidades mentales, afectando áreas cruciales para el pensamiento y el conocimiento.

Tanto la genética como los factores de riesgo cardiovascular pueden contribuir a su desarrollo, pero también influyen aspectos psicológicos, el estado emocional y situaciones de estrés. Reconocer estas facetas esenciales del deterioro cognitivo nos permite intervenir de manera más precisa y proactiva en el cuidado y bienestar de nuestros mayores.

Por todo ello, en el presente artículo abordaremos en qué consiste el deterioro cognitivo, cuáles son sus principales síntomas y cuál es la clasificación más común de los tipos de deterioro cognitivo en la actualidad, así como el papel que juegan las residencias de mayores en el tratamiento y abordaje de esta problemática.

Características del deterioro cognitivo en el adulto mayor

La incidencia del deterioro cognitivo en la actualidad es elevada, lo que puede conllevar consecuencias negativas a nivel personal, familiar, económico y asistencial. Pero ¿qué es realmente el deterioro cognitivo?

El deterioro cognitivo en personas mayores supone una disminución de las capacidades cognitivas como la memoria llegando a afectar a la atención, el lenguaje, las funciones ejecutivas o el razonamiento, entre otras. En una fase leve del deterioro cognitivo, el mayor realiza con total normalidad e independencia las tareas ligadas a su día a día. Sin embargo, hablamos de demencia cuando dicho deterioro se encuentra en un estadio más avanzado. Por eso es muy importante analizar el nivel en el que se encuentra el individuo en cuestión e identificar qué herramientas podemos poner en marcha para paliarlo.

En cualquier caso, es previsible que el deterioro cognitivo en personas mayores se inicie con fallos de memoria de diferentes tipos, característicos del deterioro cognitivo asociado al incremento de la edad.

En la actualidad, el creciente número de ancianos hace que el estudio del deterioro cognitivo leve y moderado y de sus predictores se vuelva fundamental, ya que además de implicar consecuencias adversas multi-nivel, quienes se encuentran en este estadio tienen un elevado riesgo de evolucionar con el tiempo hacia la demencia.

Principales factores de riesgo del deterioro cognitivo

Asimismo, es importante identificar cuáles son los factores de riesgo del deterioro cognitivo en la población, entre los que encontramos:

• Edad avanzada: entre un 30 % y un 50 % de los mayores de 65 años sufren síntomas ligados con el deterioro cognitivo.
• Aislamiento: la falta de relación con otras personas o el interés en ello afecta negativamente a las capacidades de la persona mayor, como el uso del lenguaje, la expresión y la memoria.
• El estado psicológico o anímico: la depresión, el estrés o los pensamientos negativos pueden incidir negativamente en sus neuronas y como consecuencia generar una pérdida de memoria y de sus capacidades cognitivas.
• Cambios en el organismo: con el avance de la edad es normal que haya una pérdida de visión o una pérdida de neuronas cuya regeneración es más lenta.
• Enfermedades como la diabetes, la obesidad, el colesterol elevado o la presión arterial alta.
• Hábitos de vida poco saludables: tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, baja actividad física o por el bajo desarrollo de actividades mentales.

Síntomas y tipos de deterioro cognitivo en mayores

Una de cada diez personas con más de 65 años puede presentar deterioro cognitivo. Así, atender a la aparición de los primeros síntomas del deterioro cognitivo es fundamental para dar respuesta y prevenir que se agrave. En primer lugar, se debe detectar qué nivel de deterioro cognitivo presenta el mayor para proporcionarle los cuidados adaptados a sus necesidades.

También hay que tener en cuenta que uno de los síntomas más llamativos para las familias de este deterioro cognitivo es la pérdida de memoria, dentro de la cual también podríamos diferenciar entre el denominado olvido benigno (de carácter leve, como no saber dónde han dejado las llaves, o qué tarea iba a hacer inmediatamente después de otra) y el olvido maligno (moderado o grave, en el que la persona no recuerda la experiencia en sí, ya que el fallo está presente tanto en la fase de registro como en la de recuerdo, y suele conllevar desorientación temporal).

Ante todo, cabe destacar cuáles son los principales tipos de deterioro cognitivo, atendiendo a sus síntomas:

Deterioro cognitivo leve

Un deterioro cognitivo leve (DCL) repercute en el envejecimiento de las células cerebrales de las personas de la tercera edad, por lo que impacta en sus funciones mentales. Afecta, sobre todo, a la actividad de la memoria inmediata, el lenguaje o el pensamiento. Aunque es una etapa temprana de la enfermedad, puede suceder que los familiares o amigos empiecen a percibir cambios en el mayor en relación con acciones de su vida cotidiana. No obstante, no suelen repercutir en su actividad ordinaria, que continuará sin grandes sobresaltos.

Ante cualquier duda o elementos identificados por un familiar, lo más apropiado es que un especialista valore mediante pruebas neuropsicológicas y psicomotrices a la hora de diagnosticar un cuadro de esta dolencia. Los síntomas del deterioro cognitivo leve son variados:

– Mayor torpeza o dificultad en el nivel de comprensión.

– Disminución de la capacidad verbal y elección del vocabulario.

– Aumento en la lentitud a la hora de reaccionar o dar una respuesta.

– Recurrencia en los olvidos y alteración de las fechas de eventos.

– Crecimiento de la impulsividad e irritabilidad, y los problemas a la hora de orientarse.

El deterioro cognitivo leve puede llevar aparejadas otras afecciones en las personas mayores. Este trastorno puede vincularse con episodios de depresión, ansiedad o apatía. Además, el estilo de vida del mayor influye de forma significativa en los avances de la enfermedad. Por este motivo, la diabetes, el tabaquismo, la presión arterial alta o la falta de actividad física aumentan los riesgos de sufrir alteraciones en las funciones cognitivas.

Cabe indicar, asimismo, que los síntomas serán variados atendiendo a cada paciente, y que, por suerte, si se trabaja para evitar su avance, el mayor puede mantener su estabilidad durante años, o mejorar con el tiempo. Por otro lado, el deterioro cognitivo en el adulto mayor también puede complicarse y evolucionar hacia demencias graves como el Alzheimer.

Demencia

El deterioro cognitivo suele ser una de las causas de dependencia en personas mayores. Una vez que las alteraciones neuronales empiezan a tener una repercusión directa en la actividad del mayor y su situación funcional, se empieza a hablar de demencia. La demencia contempla diferentes grados, acorde a los síntomas que presenten las personas de la tercera edad.

• Demencia leve: al igual que sucede con el deterioro cognitivo leve, las personas de edad avanzada diagnosticadas con un cuadro de demencia leve presentan dificultades frecuentes a la hora de recordar, alteraciones en la conducta y desorientación. Otro síntoma recurrente es el olvido de nombres de personas conocidas o la pérdida de memoria más inmediata.
• Demencia moderada: los desequilibrios emocionales y mentales crecen en las personas con esta enfermedad. Los síntomas cognitivos empiezan a afectar de forma más acusada en su vida. Se añaden otros elementos como las dificultades para el cálculo, una mayor desorientación y dificultad para aprender y comprender. Al mismo tiempo, los pacientes ven cómo se incrementa su ansiedad y pueden surgir los comportamientos agresivos.
• Demencia grave: la enfermedad del paciente se hace notable y afecta a su vida cotidiana. La capacidad para comunicarse ha disminuido de forma drástica y al mayor le resulta muy complicada la comprensión de un discurso y poder ofrecer respuesta. La pérdida de memoria es más que evidente, así como la dificultad para ser autónomo y cuidar de sí mismo. También repercute de forma poderosa en su conducta, por lo que es habitual que se vuelva más irascible y aumente su agresividad.

Las residencias de mayores, un apoyo esencial para pacientes con deterioro cognitivo

El cuidado integral de la salud cerebral y el fomento de un envejecimiento activo son aspectos cruciales para mitigar el impacto del deterioro cognitivo en las personas mayores. Al detectar posibles síntomas relacionados con esta condición, es importante obtener una información y asesoramiento adecuados, comprender la posible evolución y evitar la frustración que pueda surgir. En este sentido, las residencias de mayores desempeñan un papel fundamental al ofrecer una atención especializada a aquellos que padecen este tipo de deterioro y a sus familiares.

Las residencias y centros de día de Amavir están comprometidas con el impulso del envejecimiento activo entre sus residentes, buscando prevenir el avance de los trastornos cognitivos y físicos asociados. Dentro de sus programas asistenciales, se incluyen actividades diseñadas para mantener la mente activa (fomentar el envejecimiento activo), fortalecer la memoria y desarrollar habilidades lingüísticas. Además, las residencias Amavir han integrado los bebés terapéuticos como parte de su enfoque de cuidados, contribuyendo al bienestar y la salud de los pacientes. Esta metodología de cuidados no solo busca mejorar aspectos cognitivos, sino también favorecer la conexión con el entorno, fortalecer la autoestima y la percepción corporal. Estos centros también utilizan herramientas como la prueba del reloj para detectar posibles signos tempranos de deterioro cognitivo.

Por otro lado, es importante mencionar que las residencias especializadas ofrecen un entorno socialmente activo, donde los mayores pueden relacionarse y participar en diversas actividades. Esta interacción social juega un papel crucial en la prevención de la soledad, una emoción que puede influir directamente en el riesgo de deterioro cognitivo en la tercera edad.

En definitiva, el abordaje y tratamiento del deterioro cognitivo en personas mayores, independientemente del nivel o estadio en el que se encuentre el individuo, implica un enfoque integral por parte de todos los profesionales que se encargan de su cuidado y salud, de forma que se atiendan las necesidades específicas de cada persona, contribuyendo así a mejorar su calidad de vida y bienestar general.