El proceso de cambio en la estructura demográfica en España se ha visto acentuado por el acusado descenso de la natalidad desde la década de los ’70 y por el aumento de la longevidad que, en menos de 30 años, ha duplicado el número de personas mayores de 65 años. En términos generales, nuestro país presenta una de las esperanzas de vida más elevadas del mundo, concretamente es el tercer país de Europa con mayor esperanza de vida, según datos de Eurostat.
En este contexto, resulta fundamental gestionar la atención a personas mayores especializada y personalizada, y proporcionar las herramientas necesarias para asegurar los cuidados y la calidad de vida que nuestros mayores merecen.
Atención a personas mayores, una necesidad social
Con el envejecimiento de la población, la atención a la tercera edad se convierte en un pilar fundamental para garantizar el bienestar y la calidad de vida de nuestros mayores.
De este modo, el aumento del número de personas mayores de 80 años en la población española, y el riesgo de pérdida de autonomía que pueden padecer, otorgan especial importancia al análisis de sus necesidades específicas y a su atención en los centros residenciales.
La necesidad de diseñar e implantar proyectos que atiendan esos requerimientos de la población de la tercera y cuarta edad está, en la actualidad, influida por los avances tecnológicos y por las innovaciones en materia de formación y atención médico-hospitalaria.
Actualmente, los avances en medicina y la mejora continua de los factores ambientales, como son, por ejemplo, la alimentación, el ejercicio, la educación y el acceso a los diferentes servicios sociales, han logrado retrasar la aparición de muchas enfermedades y procesos degenerativos asociados al envejecimiento o, en muchos casos, reducir y paliar sus consecuencias.
No obstante, el éxito alcanzado en esta supervivencia de edades muy avanzadas supone que las sociedades deben enfrentarse al problema de envejecimiento y dependencia que conlleva, así como de deterioro físico y cognitivo, y puede suponer la pérdida de la autonomía de la persona, en mayor o menor grado, para hacerse cargo de su autocuidado.
De cualquier modo, si bien la pérdida progresiva de autonomía a partir de este rango de edad está directamente relacionada con la aparición de enfermedades degenerativas, y con las condiciones, también influyen de manera decisiva las condiciones sociales y económicas de las personas mayores. Las situaciones de dependencia tienen mayor incidencia cuando se suman condiciones socioeconómicas que no permiten a la persona mayor contar con recursos propios y siguen siendo los ancianos de los sectores más pobres de la sociedad quienes padecen con mayor frecuencia situaciones de dependencia que requieren asistencia formal por parte de las instituciones públicas.
Aspectos éticos en la atención a personas mayores
En la intervención en el cuidado de personas mayores no solo se trata de cubrir necesidades físicas, sino que también conlleva una responsabilidad ética significativa.
Así, se debe velar por la atención y aplicación de los principios básicos de la bioética, adecuándolos al contexto y siendo valorado cada caso de forma individualizada. Los siguientes apartados corresponden a algunos aspectos éticos que hay que tener en cuenta a la hora de atender a personas mayores:
- Identificar la situación y grado de fragilidad. El pronóstico no es el único criterio al igual que la edad de la persona que en ningún caso debe serlo. Debemos revisar la historia clínica, y hacer una valoración geriátrica integral interdisciplinar que cubra todas las esferas de la persona, incluyendo aspectos éticos como la espiritualidad, intereses, creencias, valores, diferencias individuales…
- Respetar la intimidad y privacidad. Todas las personas tenemos derecho a tener nuestro propio espacio para estar solos y auto-determinarnos, desde las residencias debemos crear espacios libres de intervención donde la persona se sienta libre y segura y la habitación es el lugar propicio para ello. Como profesionales debemos tener especial cuidado en no invadir este espacio tan personal.
- Valorar la participación de la persona mayor y sus familiares. Resulta imprescindible tomar decisiones en base a una gestión y planificación previa de los cuidados y analizar el contexto en el que desarrollamos nuestros servicios. También es importante aplicar una ética del diálogo para mejorar nuestras habilidades de comunicación, favorecer la creación de encuentros y espacios de diálogo y hablar de cuestiones de dimensión humana desde una perspectiva horizontal y en condiciones de igualdad y equidad.
- Respetar la autonomía y autodeterminación individual. La relación entre el profesional y la persona debe basarse en el principio de autonomía, debiendo informar a la persona y/o familiares de cualquier acción que tomemos respecto a su persona y darles la posibilidad de participar activamente, colaborar y deliberar. La autonomía diaria también se consigue fomentar a través de la terapia ocupacional y su importancia para el desarrollo de la persona.
- Prestar atención a la manera de cuidar y atender a la persona; responder a sus necesidades, a sus sentimientos; ser compasivo, escuchar y acompañar. Todos estos constituyen pilares básicos de atención y cuidado socio-sanitario. Igualmente relevante es ofrecer un sentido positivo al cuidado, vincularlo al desarrollo personal a la satisfacción de ayudar al otro y procurar llegar a la excelencia en el trato a las personas mayores.
- Impulsar valores imprescindibles como la justicia y la dignidad. La justicia es un principio básico de la bioética, como profesionales tenemos la obligación de atender a todas las personas usuarias con el mismo interés, dedicación, honestidad y autenticidad profesional. Por su parte, la dignidad es un valor y un derecho inherente al ser humano por el simple hecho de serlo, indica el respeto que todos los seres humanos merecen independientemente de su situación.
- Promover la autenticidad como la base de la relación de ayuda. La autenticidad se asienta en habilidades como la escucha activa, la espontaneidad, la asertividad, la cercanía, la gestión de conflictos y la empatía, permitiendo que la persona mayor se identifique con el profesional y acortando las distancias emocionales entre ambos.
Beneficios físicos y emocionales de las terapias llevadas a cabo en Amavir
En Amavir somos líderes en atención a personas mayores, por ello implantamos terapias, actividades y talleres que generan innumerables beneficios físicos y emocionales para los residentes. A través de nuestro Plan de Atención Individualizada, en Amavir adaptamos las intervenciones terapéuticas a las necesidades y preferencias de cada persona mayor, reconociendo la importancia de su contexto social y emocional.
Estas terapias y actividades no solo tienen como objetivo el tratamiento de condiciones físicas, sino que también fomentan la socialización, la autonomía y el bienestar emocional. Desde terapias ocupacionales que promueven la funcionalidad y la independencia en las actividades diarias, que están en contacto con asociaciones civiles, animales, personas en riesgo de exclusión social y menores de edad, hasta talleres de estimulación cognitiva que mantienen la mente activa y alerta, cada intervención se diseña para mejorar la calidad de vida de los mayores y fomentar su integración en la comunidad.
Otra de nuestras finalidades es que los mayores se sientan activos y acompañados. Por eso, adquirimos un compromiso diario por llevar a la práctica un envejecimiento activo y saludable. Por esta razón, en nuestros centros de día las personas mayores encontrarán un entorno familiar donde socializar y permanecer activos física y mentalmente, mientras están acompañados de un equipo geriátrico especializado. Y todo ello permaneciendo en su hogar y sin perder la vinculación diaria con su entorno.
Expertos en cuidar a los mayores: una profesión vocacional
La profesión de cuidar a personas mayores en Amavir va más allá de simples responsabilidades laborales; es una vocación que requiere un profundo amor y respeto por los mayores. Con 43 centros de mayores distribuidos por toda España, nuestra compañía se posiciona entre las principales en atención socio-sanitaria a la tercera y cuarta edad, brindando un entorno seguro, cálido y enriquecedor para nuestros mayores.
Los profesionales de la gerontología, geriatría, auxiliares, enfermería, terapia ocupacional y animación sociocultural desempeñan un papel determinante en la calidad de vida de los mayores, ofreciendo cuidados personalizados, apoyo emocional y compañía constante. Su compromiso con la dignidad y el bienestar de cada residente se refleja en cada interacción y en cada gesto de atención y cuidado. En anteriores artículos ya hemos hecho alusión a la importante figura del gerocultor en las residencias de mayores.
Por ello, esta profesión vocacional no solo requiere habilidades técnicas, sino también una profunda empatía y comprensión de las necesidades y deseos de las personas mayores. En Amavir, nuestro equipo de profesionales demuestra día a día su compromiso con la excelencia en el cuidado y la atención, convirtiendo cada centro en un hogar acogedor y familiar para nuestros mayores.
En definitiva, con la atención adecuada a personas mayores, marcada por un enfoque ético y terapias especializadas, se puede garantizar que nuestros seres queridos disfruten de una vejez digna, plena y enriquecedora. La atención a la tercera edad no solo es una responsabilidad social, sino una expresión tangible de nuestro respeto y gratitud hacia aquellos que han construido nuestras comunidades y han enriquecido nuestras vidas.