La incidencia y prevalencia del cáncer en mayores de 65 años ha aumentado en los últimos años a medida que también ha aumentado la esperanza de vida. Así, tratar la prevención de cáncer en personas mayores de 80 años puede parecer un reto, porque durante la tercera edad las personas son más propensas a desarrollar algún tumor o padecer enfermedades o dolores crónicos, pero no es algo imposible.

Cuando se detecta, suele ser motivo de alarma tanto para los familiares como para la propia persona. Por ello, es importante confiar en profesionales especializados en el cuidado al mayor y saber en qué consiste la enfermedad, los síntomas, los tumores frecuentes en ancianos y las opciones de tratamiento tras el diagnóstico.

¿Qué es el cáncer y cuáles son sus factores de riesgo?

El cáncer es una alteración genética por la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo.

Normalmente, las células se forman y se multiplican, formando nuevas células que el organismo necesita y cuando estas envejecen o se dañan, mueren y son reemplazadas por otras. Sin embargo, cuando el proceso no sigue este orden y las células dañadas o anormales se multiplican, es cuando se forman tumores o bultos de tejido. Estos tumores pueden ser:

– Cancerosos o malignos: limitan las funciones del organismo de forma localizada, pueden expandirse (metástasis) y repetirse aunque se eliminen. Salvo en el caso de la leucemia, donde no hay tumores sólidos.

– No cancerosos o benignos: no invaden otros órganos y pueden extirparse fácilmente.

Es importante tener en cuenta los factores de riesgo del desarrollo de cáncer en la sociedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS):

• El tabaquismo.
• El estilo de vida.
• La herencia.
• Las infecciones.
• El consumo de alcohol.
• El sedentarismo.
• La obesidad y el sobrepeso.
• Las dietas inadecuadas.
• La excesiva exposición al sol, la contaminación atmosférica y agentes infecciosos.

El cáncer sigue constituyendo una de las principales causas de mortalidad en España y en todos los países del panorama mundial. En 2023, el número total de diagnósticos casi alcanzó los 280.000 casos, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), y se estima que en el año 2040 la incidencia alcance los 341.000 casos.

Asimismo, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) indica que, a pesar de que se trate de una enfermedad que afecta a todos los grupos de edad, el mayor número de diagnósticos se localizan en los intervalos de edad superiores, incrementándose significativamente la incidencia a partir de los 75 años. La misma entidad expone que los adultos de edad avanzada presentan una tasa de mortalidad por cáncer de más del 76 %.

No obstante, es importante apuntar que informes del pasado año elaborados por el Ministerio de Sanidad señalan que España presenta una de las tasas de mortalidad por cáncer más bajas de la Unión Europea, junto con Suecia, Finlandia, Malta y Chipre. La mortalidad total por cáncer ha disminuido en un 11 % en España desde 2011, sobre todo entre los hombres (14 %).

Principales síntomas de cáncer en personas mayores

Aunque la edad puede suponer un factor de riesgo más, hay que tener presente que cada persona envejece de forma diferente y tiene una predisposición u otra a padecer ciertas enfermedades o a presentar mayor o menor grado de dependencia. Por ello, resulta imprescindible tener asentadas las bases de cómo cuidar a una persona mayor dependiente.

Por otro lado, para identificar las molestias y dolencias que puede acarrear un diagnóstico de cáncer en personas mayores, es fundamental que se diagnostique a tiempo, pasando revisiones periódicas y prestando especial atención a los síntomas tempranos:

• Sangrado anormal.
• Llagas que no sanan.
• Tos incesante.
• Aparición de protuberancias.
• Cambios intestinales.
• Alteraciones urinarias.
• Aumento y disminución brusca de peso.
• Malestar tras comer.
• Lunares anómalos.
• Cansancio y fatiga recurrente.
• Dolores en zonas del cuerpo.

Tumores más frecuentes en ancianos

Durante las últimas décadas se ha registrado una incidencia relativamente elevada del cáncer de próstata, cáncer colorrectal, cáncer de pulmón y cáncer de vejiga entre los hombres españoles. Por su parte, en el caso de las mujeres, los diagnósticos más frecuentes de carcinomas son el cáncer de mama, seguido del colorrectal, pulmón y del cáncer de útero.

Asimismo, en personas mayores también se presentan estos registros con frecuencia, siendo el cáncer de mama el más frecuente en mujeres mayores; el de pulmón en hombres especialmente; seguidos del cáncer de próstata y colorrectal, y evidenciando también algunos casos de leucemia.

El papel de la atención médica en mayores de 80 años con cáncer

La Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud ha incidido en la necesidad de diagnosticar y tratar la enfermedad a través de equipos multidisciplinares, teniendo en cuenta la creciente complejidad de la atención oncológica, y en la recomendación de concentración de la atención y de creación de centros oncológicos integrales.

Sin embargo, es precisamente este aspecto de reorganización de los centros y hospitales uno de los principales retos de España, de forma que se puedan concentrar los conocimientos especializados sobre tratamientos específicos contra el cáncer.

Otros desafíos que presenta la atención médica en personas mayores con diagnóstico de cáncer es la disponibilidad y distribución de equipos de radioterapia en provincias y comunidades autónomas, la escasez y desequilibrio de recursos humanos y el acceso a servicios de cirugía sin largas listas de espera, a cuidados paliativos y a servicios de reconstrucción (como en el caso de cáncer de mama), que en muchos casos es limitado.

Además de tener en cuenta estas complejidades, es fundamental conocer cómo avanza el cáncer en personas mayores para poder garantizar el bienestar y la calidad de vida de la persona. Por ello, una vez realizado el examen preliminar por parte de los especialistas geriátricos y aplicado el tratamiento correspondiente, los expertos tienen en cuenta el cómo afecta el cáncer en el adulto mayor y actúan en consecuencia, ya que algunas afecciones de la enfermedad suelen sobrepasar el plano físico de las dolencias.

En este sentido, los ancianos suelen necesitar no solo apoyo médico, sino también psicológico y emocional. En nuestras residencias Amavir recomendamos, además, seguir una serie de pautas que permitirán mantener una actitud más fuerte a la hora de afrontar la enfermedad.

• Apoyar en el día a día. Arropar socialmente al paciente entre familiares, amigos y cuidadores es de vital importancia para ayudar a atravesar los cambios derivados de la enfermedad.
• Alimentación equilibrada. Una dieta rica en vitaminas y calcio, ya que el organismo necesita estar fuerte y saludable para dedicar todas sus energías a combatir la enfermedad.
• Ejercicio frecuente en la medida de lo posible. Son múltiples los beneficios de la actividad física y la inmovilidad debe evitarse para favorecer el buen estado físico.
• Mejorar el confort. Contar con espacios adaptados a sus necesidades que le permitan un correcto descanso puede ayudar a mejorar su calidad de vida.

Aspectos psicosociales y emocionales en personas mayores de 80 años

El diagnóstico de cáncer personas mayor de 80 años plantea una serie de desafíos que trascienden lo puramente biológico. Los aspectos psicosociales y emocionales adquieren una relevancia crucial en esta etapa de la vida, donde la enfermedad se entrelaza con otras condiciones de salud, preocupaciones existenciales y cambios en el estilo de vida.

Impacto emocional del diagnóstico

El cáncer, en cualquier edad, es una noticia devastadora. Sin embargo, en personas mayores, puede generar un impacto emocional aún mayor debido a:

• Miedo a la muerte: La proximidad a la fase final de la vida intensifica el miedo a la muerte y la incertidumbre sobre el futuro.
• Pérdida de autonomía: El diagnóstico y los tratamientos pueden limitar la independencia y las actividades cotidianas, generando sentimientos de frustración y dependencia.
• Aislamiento social: La enfermedad puede llevar al aislamiento social, tanto por decisión propia como por las limitaciones físicas o emocionales.
• Sobrecarga en cuidadores: Los familiares y cuidadores también experimentan un gran estrés emocional, lo que puede afectar la dinámica familiar y la calidad de vida de todos los involucrados.

Factores psicosociales que influyen en el afrontamiento

La forma en que una persona mayor afronta el cáncer está influenciada por diversos factores, entre ellos:

• Personalidad premórbida: Personas con una personalidad optimista y resiliente suelen adaptarse mejor a la enfermedad.
• Apoyo social: Contar con una red de apoyo sólida, compuesta por familiares, amigos y profesionales de la salud, es fundamental para afrontar los desafíos emocionales.
• Experiencias previas con enfermedades: Haber enfrentado otras enfermedades o pérdidas puede facilitar o dificultar el proceso de adaptación.
• Significados culturales y espirituales: Las creencias religiosas y culturales influyen en la forma de entender y enfrentar la enfermedad.

Estrategias de afrontamiento y apoyo psicológico

Para ayudar a las personas mayores a afrontar los aspectos psicosociales del cáncer, es fundamental:

• Comunicación abierta y honesta: Fomentar un ambiente de confianza donde el paciente pueda expresar sus miedos y preocupaciones.
• Terapia psicológica: La terapia individual o grupal puede ser de gran ayuda para desarrollar habilidades de afrontamiento, manejar el estrés y mejorar la calidad de vida.
• Grupos de apoyo: Permitir que los pacientes compartan sus experiencias con otras personas que están pasando por situaciones similares puede ser muy beneficioso.
• Cuidados paliativos: Los cuidados paliativos se centran en mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias, abordando tanto los síntomas físicos como los emocionales.

La forma en que una persona mayor afronta el cáncer está influenciada por diversos factores, entre ellos:

• Personalidad premórbida: Personas con una personalidad optimista y resiliente suelen adaptarse mejor a la enfermedad.
• Apoyo social: Contar con una red de apoyo sólida, compuesta por familiares, amigos y profesionales de la salud, es fundamental para afrontar los desafíos emocionales.
• Experiencias previas con enfermedades: Haber enfrentado otras enfermedades o pérdidas puede facilitar o dificultar el proceso de adaptación.
• Significados culturales y espirituales: Las creencias religiosas y culturales influyen en la forma de entender y enfrentar la enfermedad.

Los aspectos psicosociales y emocionales son una parte integral de la experiencia del cáncer en personas mayores de 80 años. Al abordar estos aspectos de manera integral, es posible mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes y sus familias.

Cómo mejorar la calidad de vida de adultos mayores con cáncer

Las tasas de supervivencia de pacientes de cáncer tras el diagnóstico han aumentado en la mayoría de tipos de neoplasias en España. Así, estas tasas de supervivencia a los cinco años son ligeramente superiores a la media del conjunto de los países de la UE, salvo en el caso del cáncer de pulmón. En este aspecto, han sido fundamentales  la introducción de equipos multidisciplinares y la mejora de programas nacionales de cribado de cáncer en el ámbito nacional.

Para la mejora de la calidad de vida de adultos mayores con cáncer también es imprescindible potenciar y financiar los últimos avances en fármacos oncológicos y medicina de precisión, que combinados con la quimioterapia y la cirugía ayudan a comprender mejor el estado del paciente y las necesidades posteriores a dicho tratamiento.

Asimismo, la concentración de las intervenciones quirúrgicas, los servicios de información y prevención en centros públicos, las normas mínimas para la prestación de la atención oncológica y los servicios psicológicos y sociales facilitados por diferentes administraciones públicas y entidades privadas contribuyen a fomentar mejoras en la calidad de vida y el bienestar de pacientes oncológicos durante la tercera edad.