Por causa de la edad, en ciertas ocasiones se puede dar tensión baja en ancianos. Por eso es importante conocer más sobre este tema: causas, síntomas y cómo regular la presión arterial baja.
La presión arterial es la fuerza que la sangre, impulsada por el corazón, ejerce sobre las paredes de los vasos sanguíneos en dos fases diferentes. Así, la presión puede clasificarse en dos tipos:
- La tensión sistólica es conocida por la población como la “tensión máxima”. Se identifica con aquella presión ejercida en el momento en que el corazón eyecta la sangre hacia las arterias.
- La tensión mínima o diastólica mide la presión de la sangre cuando el corazón está en la fase de llenado de sangre antes del siguiente bombeo.
Teniendo en cuenta lo anterior, hay que destacar que la presión arterial baja o hipotensión es un problema frecuente en el adulto mayor. Esta condición sucede cuando la circulación de la sangre es inadecuada en el individuo, es decir, es demasiado baja. Se considera que una persona tiene hipotensión cuando la lectura de su presión arterial es inferior a 90 milímetros de mercurio (Hg) para el número superior (sistólica) o 60 mm de Hg para el indicador inferior o diastólica.
La presión baja no tratada puede provocar una serie de problemas de salud de cierta gravedad, como mareos, vértigos, desmayos, visión borrosa y dolores en el pecho, entre otros.
Causas de la hipotensión o tensión baja en ancianos
También es importante tener en cuenta que lo que se considera presión arterial baja para una persona puede representar un valor normal para otra. La hipotensión puede no causar ningún síntoma evidente o puede provocar mareos y desmayos, como se ha mencionado anteriormente. Pero en otras ocasiones, una presión arterial extremadamente baja puede poner en riesgo la vida, especialmente la de personas vulnerables.
Las causas de tensión baja pueden varias, dependiendo de la persona que la sufre: ya sea porque presenta una predisposición genética, por deshidratación o por afecciones médicas graves, entre otras posibilidades.
Otras causas de la hipotensión o presión arterial baja en personas mayores pueden ser:
- Hipotensión arterial crónica, provocada por factores o dolencias previas en el individuo, como anemia o diabetes.
- Medicación específica. Existen determinados fármacos y medicamentos que, a causa de sus efectos secundarios, pueden provocar un descenso acusado de la presión arterial, como los antidepresivos, analgésicos y ansiolíticos. En anteriores artículos de este blog hemos abordado la importancia y la incidencia de la depresión como una enfermedad cada vez más frecuente en la tercera edad.
- Hipotensión ortostática. Es una forma de presión arterial baja producida al ponerse rápidamente de pie la persona, después de estar sentado o acostado. Puede causar mareos, aturdimiento y desmayos.
- Síncope vasovagal. Si el adulto mayor protagoniza emociones muy fuertes en un corto período de tiempo, como miedo y ansiedad, o si se encuentra ante situaciones con dolores agudos, falta de ventilación o deshidratación, puede producirse una pérdida de la conciencia por sobreestimación de hipotensión.
En la mayoría de los casos, el consumo de drogas provoca un aumento de la tensión arterial, excepto en un caso concreto: el consumo de alcohol en exceso, que constituye una de las causas de tensión arterial baja.
En este sentido, resulta fundamental averiguar cuál es la causa de esa presión por debajo de los indicadores normales y encontrar el modo más conveniente para tratarla desde el punto de vista y con la supervisión de profesionales sanitarios. También es imprescindible conocer los factores de riesgo de hipotensión, entre los que destaca la edad. La disminución de la presión arterial al ponerse de pie o después de comer se da, principalmente, en adultos mayores de 65 años. Y, a su vez, la hipotensión mediada por los nervios afecta principalmente a los niños y a los adultos jóvenes. Además, el tomar determinados medicamentos y padecer algunas patologías específicas, como la enfermedad de Parkinson, diabetes u otras afecciones cardíacas, también constituyen factores de riesgo de hipotensión.
Signos y síntomas de una presión arterial baja
Una vez analizadas las posibles causas que pueden provocar una tensión baja, también resulta conveniente poder y saber identificarla. Así, entre los síntomas de la hipotensión o presión arterial baja podemos encontrar:
- Visión borrosa.
- Mareos o aturdimientos.
- Vértigos.
- Desmayos o inestabilidad.
- Náuseas.
- Fatiga
- Sed
- Dificultad para concentrarse.
Para algunas personas, una bajada de tensión puede ser signo de una enfermedad subyacente, especialmente cuando se produce de repente o está acompañada de determinados síntomas.
De este modo, la presión arterial extremadamente baja puede provocar una afección conocida como choque y puede ser muy grave. Los síntomas del choque incluyen los siguientes:
- Confusión, especialmente en las personas mayores.
- Piel fría y húmeda.
- Disminución de la coloración en la piel o palidez.
- Respiración superficial y rápida.
- Pulso débil y acelerado.
Cómo regular la presión arterial de manera natural
La presión arterial ideal categorizada como normal suele ser menor que 120/80 mm de Hg, según la Asociación Estadounidense del Corazón (American Hearth Association). De este modo, la tensión puede variar a lo largo del día, dependiendo de factores como la posición corporal, la respiración, los alimentos y las bebidas que ingerimos, el estrés y la hora del día. Especialmente en este último caso hay que matizar que la presión arterial es más baja generalmente por la noche, y aumenta por la mañana rápidamente al despertar.
Asimismo, para saber cómo regular la presión arterial de manera natural, es importante seguir una serie de recomendaciones que pueden ayudar a prevenir bajadas de tensión o reducir sus síntomas:
- Beber la cantidad de agua diaria que necesita nuestro organismo. Ingerir al menos 2 litros de agua al día ayuda a mantener la tensión en valores normales, especialmente con la práctica de ejercicio o elevadas temperaturas.
- Reducir o eliminar el consumo de alcohol. Ya que, como se ha comentado unas líneas más arriba, afecta al ritmo cardíaco y baja la tensión de las personas.
- Tomar cafeína, con precaución. Desayunar café o té bajo recomendación médica puede ser beneficioso, pero es especialmente relevante no abusar de bebidas que contengan mucha cafeína. Tu cuerpo se acostumbrará y se volverá menos sensible.
- Tomar alimentos con sal, siempre bajo prescripción médica. Ejemplos de alimentos recomendados pueden ser embutidos bajos en grasa, como pavo, quesos curados o alimentos en conserva o encurtidos.
- Moderar el consumo de carbohidratos. La dieta recomendada debe ser equilibrada y rica en frutas, verduras y hortalizas, pero también baja en carbohidratos. Por ello hay que reducir el consumo de alimentos como la patata, el arroz, la pasta y el pan, sobre todo si el adulto mayor es diabético. En este caso, el médico debe evaluar una nueva dieta ajustada a las necesidades de cada uno.
- Evitar los períodos en ayunas. Lo más recomendable y beneficioso para nuestro organismo es realizar entre cuatro y cinco comidas al día, y comer en cantidades y porciones pequeñas. Así evitaremos que la presión arterial descienda bruscamente tras las comidas.
- Practicar ejercicio de manera regular. Se aconseja hacer de 30 a 60 minutos de actividad física al día para ayudar a elevar el ritmo cardíaco, así como ejercicios de resistencia de dos a tres días a la semana.
Qué hacer en caso de una bajada de tensión
Los profesionales que atienden a nuestros mayores en las Residencias de ancianos conocen perfectamente cómo actuar si nos percatamos de una bajada drástica de la tensión, y cómo ayudar al adulto mayor a recuperarse poco a poco. Así, ante situaciones en las que notemos síntomas de hipotensión, es aconsejable que nos tumbemos boca arriba y pongamos las piernas en alto. Mantenerse en esta posición durante varios minutos estimula el flujo de sangre y permite que el oxígeno llegue mejor al cuerpo, especialmente al cerebro y al corazón.
Otra práctica que puede ayudarnos ante un caso de bajada de tensión es, mientras estamos aún de pie, cruzar las piernas y apretar con fuerza los muslos, o colocar un pie sobre una silla y llevar el cuerpo tan delante como sea posible. Por otro lado, si la persona afectada presenta náuseas o mareos y tiene ganas de vomitar, lo adecuado es recostarla de lado para evitar un eventual atragantamiento.
Igualmente, cuando no se ha producido la pérdida de conciencia, la ingesta de agua y azúcares puede paliar los síntomas de la bajada de tensión de un modo más rápido. La hidratación y el incremento de la glucosa en sangre resultan muy beneficiosas en estos cuadros. En caso de pérdida de conciencia no se debe administrar ningún líquido o alimento.
También puede ayudar el hecho de aflojar las prendas de vestir para evitar que la persona se sienta agobiada. Del mismo modo, es conveniente que no haya muchas personas en la estancia y que esta disponga de espacio suficiente, así como otra serie de consejos para calmar la ansiedad en las personas mayores.