Además de un trastorno neurológico, el síndrome de las piernas inquietas se identifica con un trastorno del sueño que lo interrumpe por una sensación de incomodidad en las extremidades inferiores. Puede manifestarse a cualquier edad, incluso en la niñez, aunque es más común a medida que avanza la edad.
Para abordarlo analizaremos en qué consiste realmente el síndrome de las piernas inquietas, cuáles son sus principales causas y síntomas, a qué tratamientos podemos recurrir para aliviar sus efectos y qué terapias son beneficiosas para los pacientes que padecen esta enfermedad.
¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas?
El síndrome de las piernas inquietas (SPI), también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico caracterizado por una necesidad incontrolable de mover las piernas por una sensación de incomodidad que, sobre todo, se da en reposo y a última hora del día, cuando se está sentado o acostado, pudiendo derivar en dificultades para dormir. La sensación se da, generalmente, por sentir la persona hormigueo, picazón o ardor.
Descripción del síndrome de las piernas inquietas
Hasta 2 millones de personas pueden padecer este síndrome, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), pudiendo afectar hasta al 10 % de la población adulta y al 4 % de niños y adolescentes.
Asimismo, se trata de una enfermedad crónica que se atribuye sobre todo al factor genético. No obstante, hay otras situaciones médicas que también pueden interferir en la aparición de la enfermedad, como por ejemplo la anemia, la insuficiencia renal, la polineuropatía o diversos fármacos.
Principales causas del síndrome de las piernas inquietas
Por lo general, el síndrome de las piernas inquietas no tiene una causa conocida. Los investigadores sugieren que podría estar relacionado con un desequilibrio en los niveles de dopamina, una sustancia química del cerebro responsable del control del movimiento muscular. Sin embargo, existen diversos factores que pueden influir en su aparición, y abordar el fortalecimiento físico mediante ejercicios para recuperar masa muscular puede ser de gran ayuda en algunos casos.
Factores genéticos y hereditarios
El síndrome puede tener un componente genético significativo, especialmente en casos donde los síntomas aparecen antes de los 40 años. Varios estudios han identificado variantes genéticas asociadas con este trastorno, lo que indica una predisposición hereditaria en ciertos individuos.
Deficiencia de hierro y su impacto
El hierro juega un papel esencial en la producción de dopamina. Una deficiencia de este mineral puede interferir con la función cerebral, agravando o desencadenando los síntomas del SPI. Por esta razón, evaluar y tratar los niveles de hierro es crucial en el manejo del síndrome.
Enfermedades crónicas asociadas
Además, el síndrome de piernas inquietas se presenta con mayor frecuencia en personas que padecen:
- Enfermedad renal crónica
- Diabetes
- Enfermedad de Parkinson
- Neuropatía periférica
- Esclerosis múltiple
- Anemia o deficiencia de magnesio, ácido fólico o hierro
- Embarazo (especialmente en el tercer trimestre)
Además, ciertos medicamentos, la abstinencia de sedantes y el consumo de cafeína, alcohol o nicotina pueden aumentar la probabilidad de padecer este trastorno.
Síntomas comunes del síndrome de las piernas inquietas
Una vez analizado en qué consiste esta enfermedad y qué circunstancias pueden estar relacionadas con su aparición, analizaremos los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Willis-Ekbom:
- Sensación desagradable en las extremidades inferiores, como cosquilleo, hormigueo, picazón, entre otros.
- Movimientos involuntarios de las piernas en reposo o durante el sueño.
- Dificultad para conciliar el sueño.
Sin embargo, es común que la intensidad de los síntomas fluctúe, con episodios en los que pueden desaparecer temporalmente para luego reaparecer. Los especialistas destacan que, si no se tratan adecuadamente, estos síntomas tienden a agravarse con el tiempo, afectando principalmente al sueño. Esto es especialmente relevante en el caso de los trastornos del sueño en personas mayores.
Diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas
Ante cualquier signo de alerta o afectación significativa en la persona adulta, es imprescindible acudir a los servicios médicos para que un rápido diagnóstico neurológico permita iniciar lo antes posible el tratamiento personalizado que requiera el paciente.
Evaluaciones médicas y pruebas diagnósticas
El diagnóstico de este trastorno se basa en la historia clínica y la descripción de los síntomas. Un médico puede realizar análisis de sangre para evaluar los niveles de hierro y descartar otras afecciones.
En algunos casos, también pueden ser necesarias pruebas como la polisomnografía o un estudio del sueño para confirmar el diagnóstico.
Importancia de un diagnóstico temprano
Como hemos mencionado anteriormente, un diagnóstico temprano permite iniciar el tratamiento adecuado para mitigar los síntomas y prevenir complicaciones asociadas, como la privación crónica de sueño y el deterioro de la calidad de vida. La detección precoz también ayuda a abordar posibles afecciones subyacentes, como la anemia o la diabetes en personas mayores.
Opciones de tratamiento para el síndrome de las piernas inquietas
El tratamiento del síndrome de piernas inquietas debe dirigirse a la causa que lo origina, como, por ejemplo, la administración de hierro en casos de anemia severa y evidente. No obstante, también es aconsejable considerar el uso de fármacos dopaminérgicos, antipilépticos y otras terapias que pueden paliar sus efectos secundarios.
Medicamentos dopaminérgicos
Los medicamentos dopaminérgicos, como el pramipexol y la ropinirol, son de primera línea para el tratamiento del SPI, especialmente en casos moderados a graves. Sin embargo, su uso en personas mayores debe ser cauteloso debido al riesgo de efectos secundarios, y siempre bajo la supervisión de profesionales sociosanitarios.
Terapias no farmacológicas
Por otro lado, en combinación con la administración de fármacos, se puede considerar una serie de terapias no farmacológicas para paliar los efectos adversos de este trastorno e intentar tener una calidad de vida óptima.
Así, los pacientes pueden recurrir a la acupuntura, que al mejorar la circulación y reducir la tensión muscular, puede aliviar los síntomas; a los masajes en diversas zonas del cuerpo, que relajan los músculos y promueven una sensación de bienestar; y a técnicas de relajación como yoga o meditación, que ayudan a reducir el estrés, factor que a menudo exacerba los síntomas.
Cambios de estilo de vida recomendados
Por otra parte, existen otras alternativas que pueden aconsejarse en determinados casos para ayudar al paciente a sobrellevar esta enfermedad y a contribuir a mejorar su calidad de vida y su autonomía. Por ejemplo, realizar ejercicio físico de forma regular, con actividades como caminar o nadar, ya que pueden aliviar los síntomas; poner en práctica hábitos de sueño saludables, manteniendo un horario regular y un ambiente de descanso óptimo, sin utilizar pantallas ni dispositivos electrónicos al menos dos horas antes de dormir; y llevar a cabo una dieta equilibrada, asegurándonos un consumo adecuado de hierro, magnesio y ácido fólico. Todos estos consejos pueden mitigar los síntomas y favorecer una rutina diaria óptima para el paciente.
Relación entre el síndrome de las piernas inquietas y otros trastornos del sueño
Como hemos comentado unas líneas más arriba, el síndrome de las piernas inquietas es al mismo tiempo un trastorno del sueño, dado que los síntomas aparecen al estar en reposo y al tratar de dormir, y un trastorno del movimiento, ya que las personas se ven forzadas a mover las piernas para aliviar los síntomas.
Apnea del sueño y su conexión con síndrome de piernas inquietas
En el caso de la apnea del sueño, un trastorno caracterizado por interrupciones en la respiración durante el descanso, suele coexistir con el síndrome de piernas inquietas. Esta combinación puede agravar la fragmentación del sueño, lo que, a su vez, disminuye aún más la calidad del descanso nocturno.
Síndrome de movimientos periódicos de las extremidades
Por otro lado, el síndrome de movimientos periódicos de las extremidades (SMPE) es otro trastorno común en personas con SPI. Se caracteriza por movimientos repetitivos e involuntarios de los miembros superiores e inferiores durante el sueño, que interrumpen el descanso y pueden empeorar los síntomas del síndrome de piernas inquietas. Este síndrome de movimientos periódicos de extremidades suele ser frecuente en personas con narcolepsia y trastorno de conducta del sueño con movimientos oculares rápidos
Así combatimos el síndrome de piernas inquietas en las residencias Amavir
En las residencias Amavir, el equipo especializado y multidisciplinario trabaja, por un lado, para gestionar el dolor crónico de la enfermedad, buscando reducir el impacto de la afección y aliviar los síntomas mediante el ejercicio y las actividades físicas suaves y, por otro lado, para garantizar el bienestar psicológico y emocional del residente.
Asimismo, los servicios médicos de los centros presentan atención a cualquier indicativo de desarrollo del síndrome, ya que la detección precoz a nivel neurológico permite iniciar lo antes posible el tratamiento personalizado y, por tanto, paliar sus síntomas y garantizar el bienestar y la calidad de vida del residente.