Las personas mayores tiene mayor riesgo de caída y debido a que sus huesos ya no son tan resistentes, estas se pueden provocar una fractura. Las fracturas de muñeca en ancianos son comunes y ocurren generalmente tras una caída. Su recuperación requiere de un trabajo conjunto entre el paciente y el fisioterapeuta.
Lesiones de muñeca en la tercera edad
Una cuarta parte de todos los huesos rotos son fracturas cercanas a la muñeca. Es una lesión que suele producirse con más frecuencia en mujeres que en varones y tiene una incidencia importante a nivel mundial. La fractura distal del radio es la más común.
El principal factor de riesgo para la fractura de muñeca en la población adulta es la osteoporosis, multiplicando la incidencia en adultos mayores en hasta siete veces. Del mismo modo, otros factores de riesgo pueden ser el envejecimiento, que en ocasiones puede provocar inseguridad, fragilidad y menor agilidad; trastornos visuales, problemas circulatorios o actividades que entrañen cierto tipo de riesgo.
Fractura de muñeca en ancianos: Fractura de Colles
La fractura más común en personas mayores es la fractura de Colles. Suele ser más frecuente en mayores que padecen con osteoporosis, que debilita sus huesos. En ocasiones, la lesión también puede afectar a niños pequeños por el mismo motivo: su debilidad ósea.
La fractura de Colles se produce por una rotura en el radio cerca de la muñeca. Generalmente, esta fractura distal del radio se encuentra a unos 2,5 centímetros por encima del lugar en el que el hueso se une a la muñeca. Del mismo modo que las lesiones generalizadas, la fractura de Colles es más frecuente en mujeres que en hombres, siendo la fractura de hueso más común en las mujeres hasta los 75 años.
La forma de producirse esta dolencia suele ser indirecta, y se debe a una caída en extensión o flexión dorsal de la mano. Si la caída se produce sobre el dorso de la mano, es decir, en flexión palmar, se denomina fractura de Colles invertida o fractura de Smith.
Cuidados después de una fractura de Colles
El tratamiento para la fractura de Colles, así llamada por el cirujano que la descubrió, dependerá del tipo de fractura, de la edad del paciente, su actividad habitual (tanto física como profesional), la presencia de lesiones concomitantes y la calidad y densidad ósea del paciente.
Comúnmente se hace una distinción entre el tratamiento conservador, que consistente en la atención médica sin cirugía, y tratamiento o atención quirúrgica.
El tratamiento conservador se suele implantar ante fracturas “simples”, bien sea sin compromiso articular o sin desplazamiento significativo de los fragmentos fracturados. Si los extremos de los fragmentos están ligeramente desplazados, se pueden volver a colocar en la posición correcta. Para ello, se prescribirán una serie de fármacos para suprimir el dolor y, posteriormente, se procede a la reducción del foco de la fractura mediante la inmovilización, entre 4 y 6 semanas aproximadamente, mediante una férula de yeso o polipropileno.
Por su parte, el tratamiento quirúrgico es recomendado en los casos de fractura combinada con luxación, fracturas abiertas y en conminuta, lesiones concomitantes importantes (en caso de vasos o nervios lesionados) y cuando los extremos de la fractura difieran significativamente entre sí.
Para el tratamiento de la afección también es importante tener en cuenta y valorar la disposición del paciente a someterse a tratamiento quirúrgico. Con posterioridad a la intervención quirúrgica, también se inmovilizará la zona afectada, durante el tiempo que prescriba el cirujano o traumatólogo.
Otras fracturas de muñeca frecuentes en personas mayores
Existen otro tipo de lesiones de muñeca, en función de los huesos fracturados, que también son habituales en personas mayores que han sufrido una caída.
- Fractura de Smith. De tipo extraarticular, supone un desplazamiento del fragmento distal del radio hacia abajo, hacia la zona palmar.
- Fractura de Barton. Es una fractura que ocurre junto con una dislocación de la articulación radiocarpiana (la unión del radio con los huesos del carpo).
- Fractura de escafoides. Una lesión que afecta al hueso escafoides (uno de los ocho huesos pequeños que forman los huesos del carpo de la muñeca).
- Fractura de Hutchinson. Esta lesión implica una división ósea de la apófisis estiloides del radio.
- Fractura distal de cúbito. Este tipo de fractura implica fracturas en ambos huesos del antebrazo en los extremos más cercanos a su mano.
- Fractura de estiloides cubital. Además de afectar la región distal del cúbito, también se puede presentar una fractura distal del radio.
Cómo reducir los factores de riesgo de caída en adultos mayores
Independientemente del tipo de lesiones que puedan derivar, resulta imprescindible conocer las medidas y consejos sobre cómo evitar las caídas en personas mayores y así prevenir las fracturas de muñeca en la tercera edad.
Pruebas de equilibrio
Se debe valorar la posibilidad de usar bastón o andador si es necesario. En ocasiones los profesionales sanitarios realizan pruebas de equilibrio que pueden señalar la necesidad o no de este tipo de herramientas.
Adaptar la vivienda
En el hogar también es importante aplicar una serie de medidas, ya que es uno de los espacios donde mayor número de caídas se registran. Es aconsejable fijar alfombras o en su caso retirarlas si generan un riesgo mayor; colocar asas en las duchas y bañeras y disponer de buena iluminación, sobre todo durante la noche.
Cuidar mucho más la alimentación
Asimismo, sufrir uno de estos traumatismos puede provocar un declive en las funciones de la vida diaria, ya que las personas mayores no recuperan la totalidad de la movilidad de la articulación. Para evitarlo, además de las recomendaciones anteriores para evitar las caídas, los expertos aconsejan una buena alimentación, rica en calcio y con suplementos vitamínicos, proteínas o magnesio, y la práctica habitual de ejercicio suave.
Educación del mayor y sus cuidadores
Algunos estudios de investigación indican una serie de estrategias para prevenir caídas en ancianos, como la educación del paciente y de sus cuidadores sobre mejores prácticas, el fortalecimiento de los músculos del cuerpo y mejorar el equilibrio, mejora del entorno y ofrecer retroalimentación sobre caídas y situaciones de riesgo.
En las residencias de ancianos Amavir, los mayores están en todo momento acompañados y cuidados por nuestro equipo de profesionales con los que realizan ejercicio diario en función de sus capacidades y sesiones de fisioterapia adaptada a la tercera edad, consiguiendo una rehabilitación exitosa y promoviendo la mejoría de la fractura y, en definitiva, la calidad de vida del adulto mayor.
Las fracturas de muñeca más frecuentes en ancianos son aquellas que ocurren debido a caídas y traumatismos en la mano y la muñeca, y son el resultado de la debilidad ósea que se produce con el envejecimiento. La colaboración interdisciplinaria en la evaluación y la reducción de los riesgos ante caídas se consideran enfoques óptimos y beneficiosos para la prevención de las fracturas en ancianos.