Los apartamentos tutelados para personas mayores constituyen una alternativa de vivienda para aquellos adultos que sigan siendo mayores e independientes. En ocasiones, durante la tercera edad, muchos de estos mayores disponen de un alto nivel de autonomía, por lo que desean vivir de forma independiente.
Sin embargo, necesitan el apoyo y la atención de profesionales para realizar determinadas actividades diarias. En este contexto intervienen los apartamentos tutelados. En este artículo os contaremos en qué consiste este tipo de vivienda, qué beneficios implica para la vida y la atención a las personas y las principales diferentes con las residencias de mayores.
¿Qué son los apartamentos tutelados para personas mayores?
Un apartamento tutelado para personas mayores es un tipo de vivienda de VPO (vivienda de protección oficial) para personas a partir de 60 años que cuenten con plena autonomía funcional y quieran vivir de forma independiente, pero que también presentan determinadas necesidades sociales que deben ser cubiertas.
Los apartamentos tutelados para mayores surgieron a principios de los años ochenta. Pueden ser viviendas de una plaza, dos o tres, que pueden adquirirse (generalmente a través de la oferta privada) o bien alquilarse (en su mayoría, de gestión pública). Una vez que se alquilan, los usuarios deben abonar una cuota mensual que incluya determinados servicios de limpieza, seguridad y atención médica.
Los requisitos para acceder a uno de estos apartamentos son, entre otros, carecer de alojamiento estable o estar en situación de riesgo que impida a una persona vivir sola. El fin principal de estos hogares es proporcionar alojamiento y supervisión a las personas mayores que carecen de vivienda o que habitan en pisos cuyas condiciones no son adecuadas.
Cuáles son las ventajas de un apartamento tutelado
Estos pisos tutelados están diseñados específicamente para atender las necesidades de las personas de edad avanzada, y cuentan con una serie de servicios que fomentan la seguridad, el confort y la comodidad. A continuación, os presentamos las principales ventajas de los apartamentos tutelados:
- Mayor autonomía y flexibilidad. Una de las principales ventajas de vivir en un apartamento tutelado es que permite a los residentes mantener un alto nivel de independencia sin dejar de recibir los cuidados y el apoyo necesarios. De alguna manera, estas viviendas ofrecen una gran flexibilidad y libertad a los mayores, permitiéndoles vivir a su manera y tomando sus propias decisiones.
- Servicios de apoyo. Los pisos tutelados también suelen ofrecer una serie de servicios de apoyo, como limpieza, lavandería y preparación de comidas, que pueden ser especialmente útiles para quienes tienen problemas de movilidad u otros problemas de salud. Además, muchos pisos tutelados disponen de atención médica in situ, con personal formado para prestar asistencia y vigilar la salud de los residentes.
- Seguridad para personas mayores. La seguridad es otra consideración importante para los residentes de edad avanzada, y los pisos tutelados suelen ofrecer una serie de elementos de seguridad para que los residentes se sientan seguros y protegidos. Pueden incluir sistemas de alarma controlados, cámaras de CCTV y sistemas de entrada
- Integración con el entorno. Otro de los puntos favorables de estas viviendas es que permiten fomentar las relaciones interpersonales mediante actividades de entretenimiento y talleres en grupo para ayudar a la convivencia y la integración en comunidad. Ello permite mantener la intimidad propia de cada adulto mayor pero a la vez evitar la soledad no deseada y establecer vínculos con las personas de alrededor.
Diferencias entre apartamentos tutelados y residencias para mayores
Para conocer todas las opciones de viviendas para personas mayores y definir qué modelo asistencial necesitan, es preciso distinguir los pisos tutelados de las residencias de mayores. Mientras que los pisos tutelados son equipamientos sociales de alojamiento para personas con autonomía personal que carecen de una vivienda, los centros de atención residencial ofrecen vivienda permanente y atención integral a las personas mayores que, por su situación sociofamiliar, no pueden ser atendidas en sus propios domicilios.
Ambas tienen opciones de iniciativa pública y privada, si bien en las residencias también se pueden encontrar plazas concertadas, es decir, plazas privadas sostenidas con fondos públicos.
Otra de las principales diferencias es la planificación de la atención sociosanitaria que se da al paciente. En las residencias de mayores hay un control continuo de todos los servicios ofrecidos, de las visitas a nuestros mayores y de la seguridad del edificio. En cuanto al resto de servicios, estos centros suelen tener horarios de comida y limpieza organizados por turnos para una mejor coordinación. También incluyen actividades diarias de ejercicio físico, psicomotor, coordinación; talleres de integración social, autonomía personal, estimulación sensorial y celebración de todo tipo de festividades locales y tradiciones populares.
También constituye otro elemento diferenciador la distribución de centros residenciales y pisos tutelados a lo largo de todo el territorio nacional. El mercado de los apartamentos tutelados es aún un sector incipiente y no puede abarcar toda la demanda de vivienda de las personas de tercera y cuarta edad. Además, los pisos tutelados no cuentan con personal auxiliar de geriatría ni de rehabilitación funcional o fisioterapeutas, ni de atención médica directa ni psicológica.
También hay que tener en cuenta que entre ambas opciones podemos encontrar los centros de día. En los centros de día, los mayores acuden a realizar diferentes actividades y pueden disponer de una multitud de servicios a diario, pero continúan pernoctando en sus domicilios y pasando allí los fines de semana, facilitando que no haya una desvinculación total con su ambiente de referencia.
Conclusión final
En definitiva, los pisos tutelados se presentan como otra alternativa más para la vivienda de los adultos mayores que conservan un gran nivel de autonomía e independencia y que necesitan un tipo de vivienda particular, con determinados servicios sociales.