Con la llegada del verano, aumentan las actividades y el ocio al aire libre, pero también las altas temperaturas. En nuestro país, esta época del año suele venir acompañada de un calor intenso que puede afectar negativamente a la salud, especialmente en las personas mayores. La deshidratación en ancianos es un riesgo real durante los meses estivales, por lo que es fundamental adoptar hábitos saludables que favorezcan una correcta hidratación y ayuden a preservar el equilibrio del organismo.
La deshidratación es un problema frecuente, pero a menudo subestimado en las personas mayores. Si no se detecta y trata a tiempo, puede tener consecuencias graves para su salud. Por ello, es fundamental prestar atención a los signos de alerta.
En este artículo abordamos sus principales causas, síntomas y medidas de prevención, con especial atención a entornos como las residencias de mayores. En Amavir somos conscientes de esta realidad y trabajamos cada día para garantizar el bienestar y la correcta hidratación de nuestros adultos mayores en nuestras residencias de ancianos.
¿Por qué la deshidratación es más frecuente en personas mayores?
A medida que envejecemos, el organismo experimenta cambios fisiológicos que aumentan significativamente el riesgo de deshidratación en ancianos. La sensación de sed se reduce, lo que puede llevar a una menor ingesta de líquidos, incluso cuando el cuerpo ya presenta signos de alerta. Al mismo tiempo, la función renal pierde eficiencia, dificultando la concentración de la orina y la retención de agua.
Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, las personas mayores también cuentan con una menor reserva de agua corporal, lo que las hace especialmente vulnerables en situaciones de calor o enfermedad. A estos factores se suman ciertas enfermedades crónicas y tratamientos con medicamentos como los diuréticos, que incrementan aún más la pérdida de líquidos o dificultan su reposición, aumentando así el riesgo de deshidratación en ancianos.
Grados de deshidratación en adultos mayores
La deshidratación en ancianos puede clasificarse en leve, moderada y severa.
- En el grado leve, los síntomas son sutiles, pero pueden incluir sequedad en la boca o leve fatiga.
- En el grado moderado, aparecen signos como confusión, mareos y menor elasticidad en la piel.
- La deshidratación severa puede derivar en caídas, desmayos, insuficiencia renal o incluso en un estado de shock, especialmente en personas vulnerables.
Síntomas de deshidratación en ancianos
Los profesionales de la salud advierten cada verano sobre la necesidad de proteger a los adultos mayores frente al calor, ya que son especialmente vulnerables a la deshidratación. Reconocer a tiempo los síntomas de deshidratación en ancianos es clave para actuar con rapidez y evitar complicaciones que puedan afectar seriamente su salud.
Síntomas físicos
Boca seca
Es uno de los primeros signos de deshidratación, causado por la reducción en la producción de saliva. Puede generar molestias, dificultad para tragar y aumentar el riesgo de caries e infecciones en la boca.
Piel menos elástica
La llamada «turgencia cutánea» es un indicador clínico rápido. La falta de agua en la piel afecta la producción de colágeno y elastina, dos proteínas que ayudan a mantener la elasticidad y firmeza de la piel.
Orina escasa o muy concentrada
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, esto puede afectar la producción y la concentración de la orina, lo que puede manifestarse en una orina más oscura y en menor volumen.
Sudoración excesiva o ausencia de sudor
La sudoración excesiva (hiperhidrosis) y la ausencia de sudoración (anhidrosis) pueden ser signos de deshidratación. La sudoración es un mecanismo natural del cuerpo para enfriarse, y si no se suda lo suficiente, puede aumentar el riesgo de sobrecalentamiento. Por otro lado, la sudoración excesiva puede llevar a la pérdida de líquidos y electrolitos, lo que también puede causar deshidratación.
Fatiga o debilidad
Cuando el cuerpo pierde líquidos, intenta conservar energía, lo que, junto con la dificultad para regular la temperatura y la presión arterial, puede causar cansancio y debilidad muscular.
Síntomas cognitivos
Somnolencia
La somnolencia o sueño excesivo puede ser un síntoma de deshidratación en ancianos, especialmente en casos más leves o moderados. La deshidratación afecta al cerebro y puede causar fatiga, dificultad para concentrarse y somnolencia.
Desorientación
La deshidratación afecta el funcionamiento del cerebro, lo que puede provocar confusión y mareos. Este síntoma es más frecuente en casos graves y representa una señal de alerta que requiere atención médica inmediata, ya que puede indicar un deterioro serio del estado de salud.
Dificultad para concentrarse
La falta de líquidos afecta las funciones neurológicas básicas. La deshidratación disminuye el flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno al cerebro, lo que puede dificultar la concentración y provocar fatiga mental y problemas para tomar decisiones. Además, la pérdida de líquidos altera la química cerebral, afectando la atención y la memoria a corto plazo.
Cambios en el estado de ánimo
La falta de agua puede afectar significativamente el estado de ánimo, generando irritabilidad, ansiedad y fatiga. Esto se debe a que el agua es crucial para la producción de energía cerebral y el correcto funcionamiento de las funciones cognitivas.
Síntomas digestivos y neuromusculares
Náuseas o mareos
La deshidratación, al reducir el volumen sanguíneo y la presión arterial, puede provocar mareos y desmayos, y estos a su vez pueden desencadenar náuseas.
Dolor de cabeza
Síntoma temprano relacionado con una reducción del volumen sanguíneo cerebral. La falta de líquido en el cuerpo puede afectar el flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede provocar dolor. El cerebro es muy sensible a las alteraciones de electrolitos y a la falta de agua, lo que puede causar que las meninges y los nervios rocen más con el cráneo, lo que puede favorecer la aparición del dolor de cabeza.
Calambres musculares
La deshidratación puede causar calambres musculares porque la falta de líquidos y electrolitos afecta el funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso. Los calambres pueden manifestarse como dolores o contracturas musculares, especialmente en piernas y pantorrilla.
Efectos de la deshidratación en adultos mayores
La deshidratación en ancianos puede tener consecuencias graves si no se detecta y trata a tiempo pudiendo agravar enfermedades crónicas existentes y aumentar el riesgo de hospitalización.
Algunos de los efectos deshidratación en ancianos son:
Deterioro funcional
Puede limitar la movilidad, la capacidad de autocuidado y aumentar la dependencia.
Empeoramiento de enfermedades crónicas
Patologías como la diabetes, insuficiencia cardíaca o renal pueden agravarse sin una hidratación adecuada.
Riesgo de caídas y fracturas
La combinación de debilidad muscular, hipotensión ortostática y confusión aumenta las caídas. La debilidad muscular y los mareos aumentan la posibilidad de caídas, con consecuencias graves en la tercera edad y hay que conocer cómo evitar las caídas en ancianos.
Qué hacemos en Amavir para evitar la deshidratación en los ancianos
Los profesionales de Amavir velan por el cuidado integral de las personas mayores y se aseguran de que reciban una correcta y equilibrada alimentación, basada en sus necesidades nutricionales y con grandes aportes de contenido hídrico. A esta atención personalizada se unen los conocimientos y experiencia que tienen los equipos de Amavir sobre cómo afecta el calor a los ancianos.
Estrategias diarias para mantener una buena hidratación
En las residencias de ancianos, Amavir, aplicamos protocolos específicos para fomentar la ingesta de líquidos en todas las personas mayores que atendemos. Incluyen:
- Distribución de agua cada dos horas.
- Supervisión personalizada en la ingesta.
- Bebidas atractivas como infusiones, caldos y zumos naturales.
Recomendaciones prácticas para una hidratación adecuada
Para prevenir la deshidratación en ancianos, es fundamental asegurar una ingesta regular de líquidos a lo largo del día, adaptada a sus necesidades y condiciones de salud. Se recomienda consumir entre 2 y 2,5 litros diarios, aunque esta cantidad puede variar según cada caso. Una forma sencilla y eficaz de mantener una hidratación adecuada es incorporar el consumo de agua durante las comidas y al tomar la medicación, lo que además favorece la absorción de los nutrientes y los tratamientos, y ayuda a establecer una rutina fácil de seguir.
Estimular al mayor y ofrecerle bebidas antes que se deshidrate
Velar por los mayores es crucial para garantizar hábitos saludables y cubrir sus necesidades. Por ello, es importante que, en caso de que el mayor no viva acompañado, los familiares o personas allegadas, estén pendientes del consumo de líquidos que haga durante el día, ya sea a través de una llamada de teléfono o mejor una visita, puesto que muchas veces, debido a esa falta de sensación de sed, no son conscientes de la necesidad de hidratación. Desde las residencias y centros de día Amavir, los equipos de profesionales están muy pendientes de estimular y promover la hidratación de personas mayores.
Evitar bebidas azucaradas, con cafeína, alcohol y diuréticos
Tratar de combatir la sed con la ayuda de bebidas azucaradas no es la mejor opción y puede producir el efecto contrario. Se debe evitar tomar este tipo de líquidos que rara vez aportan ingredientes de valor nutricional. De la misma forma sucede con las bebidas diuréticas o la cafeína, por su efecto excitante, y el alcohol que, además, pueden producir daños o alteraciones perjudiciales para el organismo.
Mantener una correcta ventilación de los espacios
Una medida fundamental para prevenir la deshidratación en ancianos es mantener un entorno fresco y bien ventilado. Para ello, se recomienda cerrar las persianas expuestas al sol para evitar el sobrecalentamiento del interior y ventilar la vivienda desde las zonas más sombreadas, favoreciendo así una mejor circulación del aire.
Evitar una exposición prolongada al sol
También se recomienda evitar la exposición prolongada al sol, que además de provocar daños y quemaduras en la piel, puede causar la pérdida de líquidos y sales minerales y derivar en un cuadro severo de deshidratación. De ahí que sea aconsejable evitar las actividades al aire libre en las horas centrales del día. Hay que aprovechar las primeras horas de la mañana.
Alimentos ricos en agua que ayudan
Otra medida que favorece la hidratación es la alimentación saludable de personas mayores. Una ingesta de frutas y verduras ricas en contenido hídrico también ayudan a aumentar el aporte de agua. Lo ideal es combinar los alimentos de diferentes maneras, hacer zumos, batidos o incluso helados caseros, para propiciar su ingesta y realizar una rutina de hidratación más atractiva.
La importancia de una dieta en personas mayores radica, en parte, en evitar la deshidratación. Nuestro equipo de nutricionistas incluye alimentos con alto contenido hídrico en las comidas:
- Frutas como melón, sandía y naranja.
- Verduras como pepino, tomate y calabacín.
- Gelatinas y yogures sin azúcar.
Importancia de establecer rutinas y supervisión
En Amavir, se vigila el cumplimiento del plan de hidratación de cada residente. También se capacita al personal y se involucra a las familias en la promoción de buenos hábitos. La deshidratación es un riesgo real y evitable en los adultos mayores. Con educación, atención individualizada y compromiso institucional como el que ofrecemos en Amavir, es posible prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de nuestros mayores.