El 27 de octubre se celebra el Día Mundial de la Terapia Ocupacional. Según la Organización Mundial de la Salud, esta disciplina se define como “el conjunto de técnicas, métodos y actuaciones que, a través de actividades aplicadas con fines terapéuticos, previene y mantiene la salud, favorece la restauración de la función, suple los déficits invalidantes y valora los supuestos comportamentales y su significación profunda para conseguir la mayor independencia y reinserción posible de la persona en todos sus aspectos: laboral, mental, físico y social”.
Aplicado a la tercera edad, la figura del terapeuta ocupacional evalúa las capacidades físicas, mentales y sociales del mayor para saber con qué actividades de la vida cotidiana debe trabajar. Cuando el terapeuta identifica las necesidades del mayor, trabaja con él de forma individual, adaptándose a sus capacidades con el fin de prevenir la pérdida y mantener o mejorar la autonomía funcional.
El objetivo principal de estos profesionales es promover un mayor grado de independencia y de integración social del mayor, además de estimular y mantener las capacidades intelectuales que se ven afectadas por el envejecimiento.
La Terapia Ocupacional es esencial para fomentar el envejecimiento activo y la autonomía personal de los mayores a la hora de realizar las actividades de la vida diaria (ADV). Estas actividades se pueden clasificar de la siguiente manera:
- Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): son las relacionadas con el ámbito más personal, de cuidado del cuerpo y de la calidad de vida.
- Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): son las relacionadas con la interacción con el medio (desplazarse, cuidar de los demás, mantener el hogar, usar las nuevas tecnologías, etc.). En general son actividades complejas y opcionales.
- Actividades de ocio y tiempo libre: son aquellas que proporcionan libertad y autodesarrollo (juegos de mesa, excursiones y paseos, cine, teatro, lectura, etc).
- Estimulación cognitiva: estimular capacidades como lenguaje, atención, memoria, funciones ejecutivas, concentración, cálculo, etc.
- Estimulación funcional: estimular las capacidades y habilidades que permiten llevar a cabo todas las actividades mencionadas anteriormente, como estimulación del esquema corporal, psicomotricidad, lateralidad, integración sensorial, etc.
- Asesoramiento y entrenamiento sobre el uso de ayudas técnicas: dar instrucciones sobre cómo utilizar las ayudas técnicas que usa el mayor, como por ejemplo audífonos, andadores, bastones, silla de ruedas, prótesis, etc.
Además del fomento del envejecimiento activo y de la mejora de la calidad de vida de los mayores, la terapia ocupacional tiene otra serie de beneficios:
- Consigue un mayor grado de independencia y de integración social.
- Estimula y mantiene las capacidades cognitivas que se ven deterioradas por el envejecimiento como la memoria, el pensamiento lógico y abstracto, la atención, la percepción, etc.
- Al aumentar la autonomía de los mayores, los costes de la atención sanitaria disminuyen.
- Reduce la necesidad de ayuda de una tercera persona
- Retrasa la institucionalización.
La Terapia Ocupacional puede desempeñarse con un objetivo estimulante, preventivo o de rehabilitación, por lo que no es necesario esperar a sufrir una lesión para poder realizarla. Es más, si se recurre a ella cuando se está sano, aumentan las probabilidades de prevenir lesiones y, por supuesto, aumenta también la calidad de vida.
En Amavir contamos con terapeutas ocupacionales que trabajan de forma individual con cada residente, adaptándose a sus necesidades para evitar la pérdida de sus capacidades y mantener su autonomía funcional, promoviendo su independencia durante el mayor tiempo posible.