Descifrar el acrónimo «MEALS ON WHEELS», acuñado en Estados Unidos y que se traduce como «Comida en silla de ruedas», permite evaluar una serie de factores que ayudan a detectar la desnutrición o el riesgo de desarrollarla, un problema frecuente entre las personas mayores. También en Estados Unidos se creó el movimiento Meals on Wheels Association of America, para contar con organizaciones que garanticen la prestación de servicios de nutrición de calidad a las personas desfavorecidas.
- M, medications: toma de muchos fármacos.
- E, emotional problems: problemas emocionales ligados a la soledad o a la falta de objetivos.
- A: anorexia y alcohol.
- L, late-life paranoia: alteraciones mentales y neurológicas.
- S, swallowing problems: problemas de deglución.
- O, oral factors: falta de dentición o sequedad en la boca.
- N, no Money: problemas económicos.
- W, wandering and other dementia behaviour: comportamientos anómalos relacionados con diversos grados de demencia.
- H, hyperthyroidism, hyperparathyroidism: diversas enfermedades asociadas.
- E, enteric problems: dificultades de absorción de los alimentos.
- E, eating problems: problemas en las comidas relacionados con los cambios en el gusto y en el olfato.
- L, low salt, low colesterol diets: dietas muy restrictivas que no siempre están indicadas.
- S, social problems: aislamiento social.
- Necesidades específicas
En una persona mayor, más aun si es dependiente, son habituales los problemas con las comidas. A estos se suman las dificultades propias de la edad, como la falta de dentición, la sequedad de la boca o las dificultades en la deglución. La familia cercana y el personal cuidador que le atiende ha de centrar sus esfuerzos en detectar si la persona está malnutrida.
“Nos podemos encontrar con ancianos que tardan mucho más tiempo de lo normal en realizar una comida. Ello nos puede sugerir que padecen un problema de disfagia», relata en una entrevista Mercè Planas, coordinadora de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. El estado de la dentadura, la boca, la piel, el cabello o la hidratación de las mucosas dan también una idea de la situación nutricional de las personas. El simple hecho de añadir zumo de limón al agua contrarresta la sequedad bucal, ya que el ácido cítrico es un potente estimulador de secreción de saliva. La persona aprecia más el sabor de los alimentos y le resulta más fácil masticarlos, de manera que aumentan las posibilidades de que coma.
En un plano bioquímico, según varios estudios epidemiológicos, los marcadores del estado nutricional que suelen estar alterados en la vejez son varios: el hierro, las proteínas (albúmina), el cinc, vitaminas como la B12, el ácido fólico y la vitamina D.
Atención dietética
La labor educativa del dietista-nutricionista debería servir para conseguir una alimentación más variada. Tanto la población general como los profesionales sanitarios deberían conocer las raciones saludables de alimentos y el sistema de intercambio de raciones según su concentración en nutrientes: azúcares, en el caso de diabetes y obesidad; proteínas, en problemas renales; y grasas, en situaciones de obesidad y trastornos cardiovasculares. De esta forma, podrían asesorar a los grupos con estas patologías para que contaran con una dieta más variada, sin modificar los valores nutricionales o el valor energético de la dieta pautada.
Para garantizar una mejor calidad nutricional, sería determinante que quienes asisten a los mayores en la elaboración de la comida y en el proceso de alimentación tuvieran conocimientos básicos sobre la dieta recomendada en estas edades. Mediante sesiones de educación nutricional o lecturas recomendadas se pueden conocer las pautas para incluir alimentos que eviten las deficiencias nutritivas más comunes.