Muchos mayores muestran gestos de rechazo ante el planteamiento de ingresar en una residencia de mayores. Para ellos, abandonar el hogar es síntoma de abandonar toda su vida y a sus familiares. Son estos últimos los que en ocasiones consideran que un centro de mayores es el lugar ideal para prestar la mejor atención médica a sus seres queridos.
En determinados casos, los hijos sufren una enorme disyuntiva a la hora de gestionar el ingreso de sus padres en una residencia. Con frecuencia, los hijos solemos negar la vulnerabilidad y la reducción de sus capacidades, y asumimos un papel de cuidadores, un intercambio de roles que puede llegar a generar mayor frustración en nuestros padres.
A su vez, aumenta la sensación de confusión y culpabilidad de los hijos, especialmente ante la idea de ingresar a sus padres en un centro de mayores. La responsabilidad que sienten va desde sentirse incapaz de ofrecer un buen cuidado a sentirse culpable por no poder ofrecer una atención correcta.
Para que padres e hijos sientan mayor tranquilidad a la hora de ingresar en una residencia al mayor, desde Amavir recomendamos visitar el centro y conocer tanto al personal como a los residentes. Posteriormente, es bueno que ambas partes se sienten y evalúen la situación. Es un gran paso y existen muchos puntos que deben exponerse, comenzando por la elección del centro, la fecha prevista para comenzar esta nueva etapa, la mudanza al centro…etc.
Cada uno de los profesionales de los 43 centros Amavir pueden informar a familiares y futuros residentes sobre las actividades del centro y las terapias que se desarrollan en los mismos.
El ambiente familiar que se respira en cada residencia es un reflejo del cariño y afecto que reciben nuestros mayores y que ellos devuelven a los trabajadores. Sin duda, en Amavir se encuentran en buenas manos.