¿Abusamos de las abuelas? ¿Somos conscientes de que cargarlas de responsabilidades puede provocarles enfermedades? Son muchas las ocasiones en las que necesitamos la ayuda de abuelas y abuelos para el cuidado de nuestros hijos. Y en ocasiones este hecho puede provocarles algún trastorno en su salud, es lo que se conoce como Síndrome de la abuela esclava.
Estos son algunos de los síntomas comunes en mujeres que padecen este síndrome:
- Hipertensión arterial de difícil control, con oscilaciones muy bruscas, aparentemente caprichosas.
- Molestias paroxísticas: sofocos, taquicardias, palpitaciones en el cuello o el tórax, dolores punzantes por el pecho, que cambian de un lado a otro, dificultad para respirar, mareos, hormigueos, desvanecimientos.
- Debilidad o decaimiento persistentes, un cansancio extremo desproporcionado respecto a sus actividades actuales. En el pasado soportaron tareas mucho más agotadoras sin sentir atisbos de cansancio.
- Caídas fortuitas: las piernas no pueden sostener el cuerpo y la paciente cae al suelo, generalmente sin perder el conocimiento.
- Malestar general indefinido: Casi nunca se sienten cómodas, a gusto ni relajadas, sin saber definir exactamente por qué.
- Tristeza, desánimo, falta de motivación.
- Descontrol de padecimientos metabólicos, como la diabetes. Alternan unas elevaciones alarmantes de las glucemias con descensos bruscos peligrosos, provocando mareos e incluso coma.
- Autoinculpación. Se sienten culpables de su incapacidad actual.
Soluciones
Para poder dar solución a una situación de excesivo estrés familiar, los expertos abogan por la implicación de la familia y de todo el entorno más cercano, ya que son los propios familiares quienes deben descargar de un exceso de trabajo a la abuela o el abuelo, aunque sin mermar su autoestima.
La curación o liberación definitiva se alcanza, por tanto, cuando se consigue el equilibrio entre los cometidos asignados a la abuela y su fortaleza física y emocional. De este modo, en el momento en que se cancelan responsabilidades excesivas y se produce un contacto equilibrado con la familia, la mujer con este síndrome siente una notable mejoría. De hecho, este trastorno se puede curar tan sólo con concienciar a las familias a través de todos los medios posibles, de comunicación, familiares, médicos.