Juan Úriz, residente de Amavir, recuerda cómo ayudó a uno de los grandes deportistas españoles a dar sus primeras pedaladas: Miguel Induráin
Juan Úriz nació en el año 1924 en la localidad de Astráin, a tan sólo 10 km de Pamplona. A sus 94 años recuerda cómo en una visita a la Federación Navarra, coincidió con Don Luis Puig, el presidente de la Real Federación Española de Ciclismo. Ambos charlaron allí y Puig le propuso fomentar el ciclismo desde la base. Tiempo después, Don Luis Puig fue nombrado presidente de la Unión Ciclista Internacional.
Puig vio en Juan Úriz la persona ideal para trabajar con los jóvenes ciclistas, y así comenzó su trabajo en este mundo. Cuenta que había muchas madres con miedo a que sus hijos montasen en bici, pero también había mucha competitividad entre ellos. Poco a poco fue formando un pequeño equipo de ciclistas que competían en localidades cercanas: Estella, Tafalla, Elizondo, Alsasua… pero como una actividad más de entretenimiento propia de las fiestas de aquellos pueblos. El único requisito era que los ayuntamientos se hiciesen cargo del precio de los trofeos, para que no le supusiese mucho gasto a la Federación.
Úriz era el soporte de esos ilusionados jóvenes. Con su moto, realizaba el recorrido tras ellos para poder suministrarles fruta o bebida. Un día se presentó en su casa un señor acompañado de tres niños, diciendo que querían realizar carreras ciclistas. Juan les preparó las licencias y les invitó a ir a una carrera esa misma semana en un pueblo que se llamaba Luquin.
Entre esos tres niños, uno consiguió el segundo puesto en la clasificación. En la siguiente carrera fue primero. Ese niño se llamaba Miguel Induráin Larraya.
Para Juan Úriz, una de las mayores ilusiones de su vida fue ver cómo aquel niño de 11 años al que él ayudó a comenzar a competir, llegó a ser uno de los mayores deportistas del mundo.
Una vida sobre dos ruedas
#CreerEnLoImposible es el décimo vídeo de #LaExperienciaEsUnGrado, un proyecto de Amavir compartido a través de sus Redes Sociales, que persigue poner en valor las historias de vida de nuestros mayores. Los residentes y usuarios de Centro de Día cuentan sus experiencias de vida y nos enseñan grandes lecciones. Mediante las redes sociales de Amavir, los seguidores podrán compartir sus experiencias personales o de amigos y familiares a través del hashtag del vídeo, en esta ocasión #CreerEnLoImposible.