Saber aprovechar el tiempo de ocio es fundamental. Fomenta la autonomía, mejora la autoestima y ayuda a combatir la soledad. Tres factores claves para las personas mayores. Son precisamente ellas quienes, en general, disponen de más tiempo libre, aunque a veces desconocen cómo gestionarlo. Por eso, cursos, talleres y excursiones son algunas de las propuestas que les ofrecen, de manera gratuita o por un precio simbólico, los centros para mayores.
Los el centros sociales para personas mayores el -también conocidos como el hogar del pensionista o club de jubilados el – fueron concebidos en su origen como lugares de encuentro. Su filosofía se centraba en proporcionar un local en el que las personas mayores se pudieran reunir para fomentar las relaciones y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, en la actualidad, la oferta de actividades se ha diversificado ampliamente hasta convertir estos centros en importantes lugares de ocio y aprendizaje.
El objetivo es que las personas mayores sean las protagonistas. Se busca su participación en charlas, cursos y talleres. Se les anima, en definitiva, a envejecer en compañía. El diálogo y la actividad son las herramientas fundamentales. La programación atiende la variedad de gustos y se intenta cubrir todas las posibles demandas. Desde talleres de manualidades a cursos de cocina, pintura, literatura, teatro, idiomas, informática o actividades deportivas.
Para coordinar la programación, los centros suelen contar con la figura del animador sociocultural. Esta persona se encarga de planificar las diferentes actividades, ofrecer información acerca de éstas y actuar como dinamizador. Las personas que acuden a los centros superan los 55 años y, en algunos casos, desconocen cómo ocupar su tiempo libre. El animador sociocultural se encarga de descubrir sus preferencias y motivaciones para ayudarles a aprovechar mejor los momentos de ocio. Busca impulsar su participación en la vida del centro.
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El envejecimiento activo es el fin que persiguen los centros para mayores. Se intenta fomentar la autonomía, enseñar a disfrutar y, en general, mejorar la calidad de las relaciones personales. Para ello, se organizan actividades tanto dentro como fuera de las instalaciones, de manera que las personas se puedan conocer en diferentes ambientes y compartir sus gustos o aficiones. Algunas de estas actividades no siempre son gratuitas, aunque los centros suelen ofrecer descuentos o subvenciones para reducir el coste. En otros casos, se pide a los usuarios y usuarias que abonen una cuota de socio, que permite la asistencia.
Respecto a las actividades, se da preferencia a las que se realizan en grupo. Así, se organizan bailes de salón, gimnasia de mantenimiento y yoga, además de cursos de gastronomía o reparaciones domésticas, excursiones y viajes. La oferta se completa con cursos de idiomas y nuevas tecnologías, talleres de lectura, artesanía, reciclaje, decoración o fotografía, educación para adultos, concursos y algunos centros cuentan incluso con su propia coral. Se intenta atender todas las inquietudes.
Por otro lado, los centros para jubilados ofrecen una serie de servicios muy económicos para los socios y socias. Los más habituales son los servicios de peluquería, enfermería, pedicura, masajista, cafetería y comedor, con menús a precios económicos. También se organizan fiestas, bailes con orquesta, meriendas y sesiones de cine.